Ha sido más duro de lo que pensaba cruzar la puerta y entrar, pasar al salón y recordar tus manos liándose un canuto. Pasar a la habitación y recordar nuestros momentos más intensos, sentarme en el sofá y recordar cada broma, cada golpe, cada abrazo o caricia, cada beso, sonrisa, mirada, palabra. Todos esos momentos divertidos ahora se están convirtiendo en dolor.
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