Comenzó a investigar cada rincón de mi cuerpo, observando con detenimiento cada detalle de mi piel, cada poro, cada pelo, e incluso mi olor.
La curiosidad me invadía, no comprendía este acto tan repentino.
- ¿Qué estás buscando?- Prengunté con una sonrisa curiosa dibujada en el rostro.
- Algo que no sea perfecto. - Contestó él con voz tierna, sin levantar la mirada de mi cuerpo tumbado, sonriendo como un niño con un juguete nuevo.
Entonces nos fundimos en un beso.
Cada día que pasa, cada hora, cada minuto, me doy más cuenta de que quiero una vida a tu lado.
Despertarme junto a ti, darte un beso de buenos días, revolvernos entre las sábanas, perdernos en una cama y encontrarnos en cada rincón de nuestra casa.
No hay comentarios:
Publicar un comentario