Cuando todo se me hace demasiado grande, siento el peso del techo sobre mi cabeza, las nubes caen en picado sobre mí, el sol quema mis retinas y la oscuridad me hace no encontrarme a mí misma, que mi cabeza me tortura y veo maldad en los ojos de todo el que me mira, cuando el reloj se pone en mi contra y las paredes se me juntan asfixiándome, que los escalones se me hacen eternos y mi propio cuerpo no me soporta, que mi cama es mi única aliada llevándome a un mundo en el que todo es posible. Entonces aparece él, y no es que todo cambie, porque los problemas no se van a ir, es simplemente que soy capaz de comprender que o lucho, o sólo podré ver esa sonrisa en sueños.
Él no hace que todo se vuelva más pequeño, eso es imposible, él... ¡Él me hace grande!
Te quiero Markos, y quiero que sepas que me enseñas a ver los árboles, no el bosque, normalmente no suelo declararte mis sentimientos, y creo que te lo mereces, porque cada día que paso contigo me haces sentir como una reina, me das vida.
Contigo no dejo de renacer.
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