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Después de mucho buscar veo que no existe canción que sirva para escuchar de fondo mientras te escribo esta carta, me conformaré con cualquiera, porque entiendo que ninguna búsqueda tendrá más sentido que la que viví 19 años hasta encontrarte.

El día más feliz de mi vida no fue el que te conocí, tampoco fue el que nos besamos por primera vez, ni ninguno de los que vinieron después. El día más feliz de mi vida lleva tres años moviéndose en un calendario, porque cada día que vivo contigo merece ser el mejor de mi existencia.

Habrá días que marquen más nuestro futuro que un día que simplemente tomamos un granizado de limón dando un paseo, pero no será más importante que cualquier otro momento que haya vivido contigo, porque ha sido mi vida una escalera desde que te conocí, cada recuerdo es un peldaño y la meta no es el cielo, porque a mí eso me sabría a poco.

Que tengo mil propósitos que quiero cumplir contigo ya lo sabes bien, pero podemos borrarlos todos si quieres siempre y cuando tú estés. Me rompo cuando estoy sin ti, y sé que está mal basar tu felicidad en otra persona pero déjame ser tan egoísta como para querer vivir respirando el aire que te rodea.

De los momentos malos por favor no te quedes con ninguno, si quieres guárdalos en un cajón por si algún día decides marcharte, porque preferiría que me odiases a que me echases de menos.

Y esto no es miedo a estar sola, es miedo a estar sin ti.

Esta es mi declaración de amor, siento mucho que pueda no estar a la altura.

Te quiero muchísimo.