Bienvenida a la vida.

Veo pasar mi adolescencia, y de ella sólo van quedando fotografías en las que siempre salgo sonriendo.

Es todo tan distinto...

No sabía que era tan maravilloso el sentirse bien, el no echar de menos, el no tener ganas de llorar todo el tiempo. Jamás podría nadie imaginarse lo que siento, es como si hubiera vuelto a la vida, como renacer.

Tengo la necesidad de dar las gracias por todo a la vida, de sonreír por todas partes, no soy capaz de describirlo.

Soy feliz he encontrado mi camino, me costó, pero lo encontré.

No voy a negar que tuve miedo, que me invadían las dudas, porque es cierto, pensé que jamás podría salir del agujero. Hoy me siento libre para decidir lo que me afecta y lo que no, la felicidad es algo que cuesta conseguir, para lograrla tienes que ser egoísta, debes abandonar muchas cosas y tienes que empezar a actuar por tu propio bien.

¡Joder, es que me siento tan fuerte!