sábado, 1 de septiembre de 2012

Diosa.

Más fuerte que un roble, más flexible que el bambú, más luchadora que una flor de loto.
Soñé que se me acercaba una hermosa mujer, no era una mujer cualquiera, su rostro era impresionante, sus faccciones eran apoteósicas, pero su mirada... Su mirada era desgarradora, me dolía el alma con sólo verla, cuando intentaba acercarse a mí siempre se caía por el camino y el sueño se desvanecía.
Estuve soñando aquello durante meses, hasta que un día al despertarme me di cuenta de su significado
"si te caes, te levantas y lo vuelves a intentar".
Aquella noche dormí plácidamente, ella volvió a aparecer, pero esta vez estaba junto a mí sentada, no cruzamos una sola palabra, sólo me sonreía, tenía los dientes más perfectos que había visto en mi vida, unos labios hermosos, sus ojos eran negros como el jade y su piel pálida... Noté el orgullo en su mirada. Y es que no hay nada más hermoso y más puro que la fuerza de voluntad, aquella mujer, era una parte de mí, una parte que ansiaba salir a la luz.
Bienvenida a mi vida, Gema.

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