Hoy hacían cuatro meses mi amor.
Cuatro meses desde que nuestros labios comenzaron a danzar juntos al compás de nuestros latidos, desde que nuestros suspiros, jadeos y sudor, empañaron nuestro corazón, que nuestro mayor punto erógeno eran nuestros ojos, miradas que excitaban más que el perfume de coco, vainilla y demás, más que el chocolate y que podían hacerte llegar al éxtasis. Cuatro meses desde que tus manos se transformaban en vehículos que recorrían el asfalto de la carretera con curvas que es mi cuerpo, desde que probé la fruta prohibida, en definitiva, cuatro meses que no podemos celebrar juntos.
Dicen que Dios aprieta pero no ahoga, que baje un ángel y me asfixie si cada día 7 de cada mes tengo que estar sin ti.
Comprendo que se acabó, no quiero decir que es un punto y final, nunca me gusta poner punto y final a nada porque la vida es muy perra y juega sus cartas como quiere, diré que es un punto y aparte.
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